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lunes, 22 de agosto de 2016

Un día te "despiertas" y te das cuenta de...

   ... que todo lo que antes era un mundo ahora es insignificante, tanto que hasta dejas de pensar en ello, que tu vida a partir de este momento ya no será igual, que tendrás que adaptarte a esta nueva realidad. Para ciertas cosas nunca estás preparado por más informado que estés sobre el tema o por más que tengas un caso cercano porque para esto nadie te prepara. 

    Lo primero que se te viene a la cabeza son ideas relacionadas con la muerte, el deterioro físico, enfermedades, hospitales, cómo decirlo (si decirlo), a quién, cuándo, cómo va a ser tu vida a partir de ahora; tantas cosas juntas que no te da tiempo a responder casi ninguna porque la incertidumbre y el miedo te ocupa todo el pensamiento. Te cuesta llamarlo por su propio nombre por lo tabú que es el tema y porque, al igual que otras enfermedades, el nombrarlo te suena a algo negativo cuando encima en este caso pasas a ser "seropositivo", vaya contradicción.



A simple vista tener vih y ser seropostivo parece lo mismo pero es diferente porque en el primer caso tú serías (sólo) el vih y en el segundo serías la misma persona que eres pero portando un virus con el cual tienes que aprender a convivir desde este momento "para toda la vida" (de momento).


    
    Por un lado, te planteas quién te pudo haber infectado, cuándo, por qué te ha pasado a ti si piensas que no eres tan "promiscuo"; o que esto sólo le pasa a gente "mala". Te preguntas si tienes que empezar a llamar toda la gente que has tenido relaciones en el último tiempo. Por otro lado, piensas  si lo tienes hace mucho tiempo, si tienes qué comenzar a tomar medicación, qué tipo de medicación hay ahora, si estás todo el día vomitando, si te saldrán manchas, si engordarás y a la vez si se te adelgazará la cara, si tienes que comentarlo en tu trabajo, a cada médico que vayas, etc. Lo mejor es informarte, saber dónde informarte, relacionarte con gente que esté en tu misma situación (sobre todo al inicio) que es quien mejor puede entenderte, y que la información esté actualizada porque actualmente se ha avanzado mucho en este tema. 

    Actualmente, se ha avanzado mucho en lo referido al vih en varios aspectos: medicación, asociaciones, la gente está más abierta e informada, etc. El aspecto social también es un gran factor con el que te enfrentas porque nos relacionamos con otras personas en diferentes ámbitos: trabajo, familia, amigos, deporte y, el más importante, el amor (que en un comienzo suele ser rollo/polvo/etc).

    Lo que más cuesta es saber si se lo tengo que decir a todo el mundo y en qué momento decirlo. En mi opinión, creo que lo mejor es decirlo cuando tú te sientas cómodo y seguro, y a las personas que realmente van a poder entenderte, apoyarte y van a sumar; porque ya bastante tienes para encima tener una nueva preocupación (y no pequeña) en tu vida de preocuparte por los demás. Cuando conoces a una persona que te gusta sientes que debes protegerlo como si fueras responsable de lo que le pueda pasar, de que lo puedas contagiar. Encima lo triste es que tu cabeza tiene tal mareo que el sexo pasa a un segundo plano. Como mecanismo de autodefensa te vuelves asexual por un tiempo y en lo que menos piensas es tener una posible relación afectiva. En mi caso particular, he pasado por diferentes situaciones: decirlo al inicio de conocer a una persona (la gente suele asustarse y salir corriendo), en unos meses y después de tiempo de conocerlo. Por experiencia creo que lo mejor es decirlo cuando te nazca (que a lo mejor es nunca) porque confiar a alguien algo tan íntimo e importante lleva tiempo. Además, por otro lado, tampoco le cuentas determinadas cosas al conocer a alguien, y viceversa.

    Es importante saber que no estás obligado a decirlo (ni por ley) a ninguna persona que no quieras, en el trabajo, cuando vas al médico o al dentista, es algo estrictamente personal y confidencial. Ninguna empresa puede hacerte una prueba del vih sin tener tu consentimiento firmado por escrito.

Lo bueno es que el tiempo es sabio y con el tiempo aprendes a normalizarlo, a relativizarlo y aprender a vivir con esta enfermedad crónica como cualquier otra, y hasta te das cuenta sólo que lo tienes cuándo tienes que ir al médico a una revisión o cuando quieres contárselo a alguien. El tener vih obviamente nadie lo desea pero lo principal es ver el lado positivo, que aunque en un primer comienzo es casi imposible verlo, luego te das cuenta que tiene muchas cosas positivas (aunque sea redundante). Entre ellas: maduras más de prisa (dejas de preocuparte por tonterías), filtras gente (para bien y para mal) más rápido porque ya tus necesidades son otras, médicamente estas más controlado porque la revisión periódica hace que te enteres de cómo está tu salud, etc.


Por último, quiero aclarar que esta opinión es totalmente personal y que cada persona es un mundo y lo vive de diferente manera. Lo importante es saber que la vida es muy corta y hay que vivirla lo mejor que uno pueda, porque es una sola.

Voluntario Grupo Información LGTB+

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